
Esta receta la tenía pendiente desde que la vi, en realidad andaba buscando cakes salados pero cuando vi esta tarta/quiche, mmm ¡qué cosa más rica! ¡Y además con Cabrales! Me venía de escándalo porque tenía medio queso de Cabrales ya desde hacía algún tiempo en la nevera, y además me encantan las combinaciones que incluyan casi cualquier tipo de queso azul, así que me puse manos a la obra, y el resultado no podía ser mejor. La receta original la copié del blog de Comoju, que tiene unas recetas espectaculares, os invito a visitarlo si no lo conocéis. La masa quebrada me ha encantado, me gusta más que la del libro básico, y el toque de los tomatitos nos resultó delicioso, quedan como asaditos y el contraste con el sabor fuerte del queso le da un toque muy especial.
Ingredientes:
Receta de Comoju aquí
Masa quebrada:
250 gr. harina
125 gr. mantequilla
1 yema de huevo
1 cucharada de agua fría (metí un poquito de agua en el congelador mientras preparaba el resto)
Sal
Relleno:
200 gr. queso blanco cremoso (le puse uno de tipo Philadelphia)
200 gr. queso Cabrales (el mío estaba ya muy fuerte, así que le puse sólo 100 gr. de Cabrales y 100 gr. de queso azul suave)
100 gr. leche
100 gr. nata líquida
5 huevos
Tomates cherry
Tomillo (no le puse porque no tenía, pero seguro que le va muy bien)
Sal y pimienta

Preparación:
Poner todos los ingredientes en el vaso en el mismo orden en que se indican, y programar 15 segundos, velocidad 6. Dejar reposar (yo lo dejé una media hora, pero en realidad no hace falta tanto porque este tipo de masas no tienen que subir). Sacar del vaso y estirar. Esta masa no se pega nada, pero se "quiebra" con facilidad (¿por qué será? jejeje), así que al final la estiré con el rodillo sobre un papel de hornear para que me fuera más fácil pasarla luego al molde. Si se rompe un poco por algún sitio no pasa nada, es como plastilina, se le da un poquito con los dedos y se arregla fácilmente.
Cubrir el fondo y las paredes de una tartera con la masa (el mío era un molde de fondo desmontable, de esos bajitos para quiches, con el fondo de cristal). Poner por encima un papel sulfurizado (de los de hornear) y sobre éste un puñado de garbanzos secos, para que no suba. Hornear unos 15 minutos en horno suave (yo lo puse a 160º).
Mientras, sin lavar el vaso (me quedó muy limpio), echar ambos quesos, la leche, la nata, los huevos, sal y pimienta, y mezclar 10 segundos a velocidad 5. Verter sobre la masa ya precocida.
Repartir los tomates enteros por toda la superficie, espolvorear con tomillo y hornear 45 minutos a 170º (yo lo puse a 180º). Dejar templar y servir.

Notas: está muy rica recién hecha, pero no pierde nada si se deja de un día para otro. Se acentúa el sabor del queso, eso sí, pero con un poquito más de horno queda otra vez casi como recién hecha.